jueves, 5 de junio de 2014

El poder y la violencia en la Paz Perpetua

En esta nueva entrada como ya adelantamos, trataremos el tema del poder y la violencia que aparece en la obra La paz perpetua, de Juan Mayorga.

De nuevo, la edición utilizada:

MAYORGA, Juan. La paz perpetua. Introducción de Manuel Barrera Benítez. KRK Ediciones. 2009. Oviedo. ISBN 978-84-8367-224-2

El título de esta obra resulta significativo, ya que aparece explícita la palabra paz y nos encontramos haciendo un estudio sobre el poder y violencia. Originalmente, La paz perpetua es una obra política escrita por Immanuel Kant en 1795. A su vez, esta obra procede del Abad de Saint Pierre quien escribió un ensayo sobre el proyecto de una confederación europea que se encargó de recoger y comentar el filósofo Jean Jacques Rousseau.

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En la obra de Mayorga, vemos cómo tres perros son seleccionados candidatos para enfrentarse en un duelo que les llevará a velar por la seguridad del hombre. 
El único humano que aparece en la obra, hace el siguiente llamamiento:


Ser Humano: Nunca el perro fue tan necesario al hombre. Distinguir entre lo justo y lo injusto, eso hoy sólo puede hacerlo el corazón de un perro. La humanidad está en peligro, no nos abandonen. Estamos luchando contra animales.


Se reconoce en esta declaración el sentimiento de Mayorga hacia los terroristas que juegan con la seguridad de los ciudadanos. Los califica de animales, otorgando el don de la justicia al perro, que tradicionalmente se ha venido calificando como tal. El debate aquí queda servido por el significado que cada cual otorga a la palabra animal y hasta qué punto considera a los "animales" más animales que el hombre en sí. El símil entre animal y humano es bastante significativo, ya que considera que el humano es animal cuando actúa siguiendo su naturaleza egoísta y sin tener en cuenta a los demás.

Las pruebas a las que se enfrentan los tres competidores, abarcan tanto temas morales, como religiosos así como aspectos políticos y educativos. En todo momento, las pruebas son supervisadas por un can anciano que en su momento pasó la criba. El trato que reciben los participantes es totalmente impersonal y desprovisto de sentimientos o emociones.

La obra se escribe tras el atentado madrileño y supone una reflexión sobre la amenaza tan inmensa que supone el terrorismo hacia la perseverancia de los valores democráticos y esa paz ansiada. La obra en sí, nos hace reflexionar sobre la postura  personal que cada uno afronta ante estos actos de terrorismo y como la sociedad nos influye en nuestras decisiones. En el final del libro, vemos cómo Jhon-Jhon y Odín, están dispuestos a atacar al supuesto terrorista seleccionado para la prueba, mientras que Enmanuel reacciona de forma inesperada y lo que busca por todos los medios es el diálogo. El Humano intenta convencerle de lo contrario e incluso utiliza elementos del pasado del perro para influenciarle negativamente. Aquí veríamos esa doble moral que se desprende hoy en día del gobierno, cómo nos venden constantemente la imagen del terrorismo como algo ilógico y extremo que sólo sirve para acabar con la vida de ciudadanos de a pie mientras que luego sus propias leyes hacen que estos delincuentes no paguen por sus delitos.

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Por último y como es costumbre, os entrego una valiosa reflexión de Mayorga sobre su obra en la que explica lo que él considera el eje y la estructura de su obra:

En La paz perpetua el tema principal, por encima de la cuestión del terrorismo, es la cuestión del mal necesario. El personaje del Ser Humano no defiende la tortura por odio o por indignación, como tampoco apela a la lógica del “ojo por ojo, diente por diente”; él considera la tortura como un mal necesario. La legitimación de la tortura significa, en primer lugar, la aceptación de que haya funcionarios de la tortura y, en segundo lugar, la posibilidad de tratar al ser humano como medio, como mero cuerpo. La paz perpetua propone una doble alegoría: los perros humanizados actúan como podrían hacerlo distintas fracciones de nuestra sociedad a la vez que el sospechoso que va a ser torturado es tratado como un perro, como un mero cuerpo. Hay un camino que vincula Himmelweg con La paz perpetua que se puede explicar con la imagen de la elipse de que se sirve Benjamin en algunos de sus ensayos. La elipse es el lugar geométrico de los puntos tales que la suma de las distancias a dos puntos fijos llamados focos es una constante. El concepto de elipse no alude a una correspondencia entre dos puntos, sino a un campo creado por dos puntos; quiero pensar en Himmelweg y La paz perpetua como en dos focos de una elipse.

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